Ya se anuncia por doquier, y no me embarga,
¡me aletarga!,
con nevadas, vendavales y alaridos,
los sentidos;
mas la poca actividad que prevalece
me adormece.
¡El invierno me congela y me enloquece!
Paraliza, bajo un manto inmaculado
de blancura, mi alegría y el sembrado:
me aletarga los sentidos, me adormece.
Me parece inacabable y sempiterno,
el invierno
semioscuro, perezoso y con cautela,
me congela;
que se marche, que mi espíritu perece:
¡me enloquece!
Gonzaleja