VII
Azada que golpea la tierra
agitando polvos e historia.
Mansedumbre dilatoria
de una vida que fue perra.
Orujo que apretó la aderra.
Presiento a Leviatán
y me siento un nuevo Adán.
Alma errante que seré
seguro que daré el traspié
por más que ponga afán.
VIII
Flores ahora macilentas
en el ocaso de primaveras
que fingen ser muy duraderas.
Hojas en el viento, amarillentas,
mustias, que fueron opulentas
en el nacer de vidas generosas
que algún día fueron dichosas
entregadas a la simple ilusión
de acompañarme hasta el cajón,
ahí si, siempre vivas en las fosas.
IX
Miro y sueño en el balcón.
Rebeldías ya dormidas
de memorias hoy caídas
que morirán en el panteón
el día que se pare el corazón.
¡Cuanto desencanto! El rapaz
pudo más que el más capaz
y hoy es héroe de la historia
de mi patria, pura escoria.
Muero, pero vivo contumaz.
FIN