Mi corazón palpita claroscuros,
tan pronto se acelera o se detiene,
se eleva hasta los vértices del tiempo
o pica hacia los fondos abisales.
Mis ojos se iluminan o se encrespan
en tormentas de lágrimas vacías
se cierran a la luz de la mañana
y se abren en la noche negra y fría
y me muerdo los labios temblorosos
y persigo quimeras ancestrales
entre el miedo, la euforia y la locura
sin poderte olvidar ni un solo instante.
He mojado mis sábanas de luna
con la escarcha glacial de tus desplantes
te he esperado mil vidas y mil muertes
con las manos clavadas y sangrantes
anhelando un abrazo de tu sombra,
suplicando la luz de tus puñales
encenderse en mi vientre enarbolado
por la sabia candente de tu sangre
Te presiento, te temo y te deseo
y me muero por tí sin conocerte
acaricio tu piel entre las brumas
del presagio de un tórrido aquelarre,
mientras juego a borrarte de mi vida
cuando aun no he sabido dibujarte.