Estas entero. De pies a cabeza estas entero,
pero crees que te falta algo.
Y es que… sin saberlo, te cubre la culpa de tu propia ventura, pero tú no lo ves,
no, no alcanzas.
Tu responsabilidad se te resbala por las arterias, con el frió más aterrador,
llega a tus extremidades para recordar su tacto.
Es de dementes pensar en la eternidad del amor desenfrenado,
es casi como las bengalas.
Es como correr tras el viento.