Camino descalzo en medio de mis letras.
Acaricio suave la textura de mis versos.
Me deleito escribiendo cálidas poesías.
La musa me acaricia, me hace compañía.
Cierro mis ojos y me abandono plácido a ella;
me embriaga su calor, su sabor, su presencia.
Su antiguo arte, su tierna y eterna melodía.
Afortunado me siento ¡Gran suerte la mía!
Ser hoja al viento, un suspiro, un clamor,
una grafía que se pierde en fútil palabrería.
Quisiera ser más que un recuerdo en tarde fría;
un dolor, un sutil sentimiento, suave porfía.
Dulce canción que fluctúa en el aire, suave melodía,
que con pudor toca el corazón, el alma, el ser;
atravesando mares, océanos, montañas, inimaginables lejanías.
Extender las alas perderme en la voracidad del viento,
del abismo, del horizonte infinito, en mordaz letanía.
Dame tu mano, no temas, ven conmigo, simplemente confía.