Al contemplar las estrellas
con su lánguido temblor emotivo
en su lejana y oscura estancia,
recuerdo que es posible,
mirar a través de los cabellos revueltos
estancados en el rostro,
y volar mas allá de la cama amplia
para evadir las sombras y las furias
y ser parte de todo,
sin tener que estar plegado al piso
esperando ver señales
que nunca llegaran,
perdiendo el tiempo
buscando pistas
en medio de la soledad.
Ana María Delgado