Siete vientos me abrazaron
sobre olas que pasaron hace rato.
La miseria ronda nuestra puerta,
oye herman- no lo olvides!
Cuida para mañana tus manos.
El destino no es el dueño
de tu vida
No lamentes que el tiempo ya se va.
Al anochecer se acaba la verdad,
termina el juego de la amistad.
No alimentes falsos sueños, no se borran.
No limites hoy el tiempo, no es de ahora.
No castigues con palabras la mañana.
No desprecies el cariño, eso queda.
No permitas que la muerte te haga trizas.
No termines de morir, vive la lucha.
No te olvides que tu cuerpo te protege.
No te rindas a este mundo, no te sirve.
Tantas vidas que me escondo
en este sitio destruido, desarmado.
La distancia que hoy tenemos
ya termina,
ya se acerca,
ya se acaba.
Vuelvo al surco que he trazado,
recapitulo los días, mis historias.
Sentimientos asolados de antiguas diferencias
se perpétuan.
La vida clama, y no reza
cuando grito y no hay destellos
de mejoras verdaderas.
Solo la tranquilidad
llama fugaz a la paciencia.
Y ahora camino firme, sin tristeza.
No con rabia,
ni inconsciencias.
Facilitando el fluir de lo que me rodea
atravesando mi carne satisfecha.
Si respiro este aire, me purifica.
Me sumerjo en estas aguas, son mis venas.
Abrazo al árbol,
eterno compañero de la tierra.
Me nutro de estas esencias verdaderas.
Hundo mis pies,
hasta que vibran cuando tocan la corteza,
donde habito,
espero,
acompaño,
vivo y muero.