Victoria Rojo

No

No se puede nadar por siempre; no podríamos,
Debemos llegar al muelle y, al fin, tocar puerto,
Vender los esclavos de nuestro amor,
Dar las esencias de picante y ardor
Y entablar una discusión con lo incierto,
Con lo invisible, y beber y fumar con la miseria.

 

No nos detendrán del camino a la libertad;
El temor del rico es la redención del pobre,
Que a todos besa con su inconfundible frialdad.
A todos conoce, o bien; conocerá, y llamará por nombre.
Olvida, perdona y ama sin complicidad
El amor es lo bueno de la vida,
En la muerte ¿Qué no es bueno?

 

Se podría tratar de amor;
Un amor dulce como la miel;
Porque los que viven aman sin tardar,
Que si tarda, añoran su piel.
Pero la perfección no está en la vida,
Es la duda la que lleva a la redención;
Está en la luz que lucha contra el mal en mí.