Compuesto en vuestro rostro está el deseo
de tocaros que anhelan mis dedos.
Escalando cumbres con pasos quedos,
cautivo en vuestros ojos soy Teseo.
Viviendo en vuestros labios un recreo
vuestro vaivén me genera enredos;
y aún tras haber destruido mis credos
tan sólo creo en lo que en vos veo.
Con vos no puedo sino ser sincero.
No aspiro ni tan sólo a teneros.
Ateneros, sois causa del motín
que ha sublevado a este marinero,
que le ha hecho olvidar a Eros
y hundir en vuestro mar su bergantín.