Amanecer de diáfana pureza
cuando las altas azucenas abren
para exhibir sus pétalos y estambres
y renovar sus votos de belleza.
Del zorzal, sobrecoge la destreza
con su lira afinada por los vientos
renovando olvidados sentimientos
la memoria emotiva y su tibieza.
Son los ecos lejanos de la infancia
de los bosques, su brillo, su fragancia,
silvestres abalorios conservados
en el diáspero engarce de los días,
volviendo a mi pretérita alegría
reconciliando mí hoy, con el pasado.
Alejandrina