Adheridos al abrigo del amor al invernar en lejanía,
no mas siglos y bisiestos romances,
nacimos para amar, entregamos todo,
ya no importa vivir de los años,
pasan deprisa como abrir y cerrar los párpados,
crece el encanto y la era primaveral
nos mira en galanteos de miel.
Los mares fueron la revolución de las tormentas
como si fueran la extinción de arrecifes,
cual viejos barcos abandonados aprisionan en la arena
desgastados por tantos naufragios
anclamos nuestro mundo al sueño de rosas,
si fallece la lluvia y se acaba el rocío
nuestras lágrimas no dejaran marchitar las flores.
Si las estrellas cambian de cielo oscuro estoy,
si los otoños desvelan a las flores todo es marchito,
si el delirio de las aves desciende, tonos de nostalgia quedaran,
abrazame en tu luz estrella de ojos blancos
limita el insistente espacio que torna oscuro,
no sueltes mi mano, descansa en mi calma.
La furia de la distancia es un aliado al desafío,
no dejamos que el silencio calle voces,
que se mueran las fronteras pero nunca las palabras,
recorrer el infinito adheridos como lazo hebrado,
hilos de acero para atarnos al mismo corazón.
Como truenos que rugen en las entrañas de las nubes
gritamos al universo cuan fuerte encendemos el sol
con una mirada, un sueño, una fantasía,
como lamparas de fuego en tinieblas,
brillan tus ojos adheridos a los míos,
vives en mi y vivimos para amar.