Pedro Aros Castro

Habría que llorar desconsoladamente

Ojalá no sea en vano
las manos que se levantan
en invocación ardiente,
menos la canción valiente

Ojalá no sean vanas
las lágrimas derramadas
por fervoroso creyente,
tampoco el verso paciente

Ojalá no sea en vano
aquel verbo iluminado
ni la suprema conciencia
menos la clara vivencia

Ojalá que sea cierto
lo que aquel poeta nombra
su palabra  en el desierto
que la luz cubre la sombra

Perdería su sentido
hubiera pasado en vano,
sería brutal sonido
si fue solamente engaño

Sería brutal aullido
la prometida esperanza
el paraíso perdido
toda sensible alabanza