Marca la hora la noche que llega
Sentado sobre mi banca de metal blanquecino
que deja de relucir con las sombras
creadas por la farola.
Sigo sentado mientras la noche me vigila
Vigilando que la puesta de sol
sea la más hermosa.
De pronto me toca el hombro,
finalmente llega
con su rayo de luz que coquetea
al lento de su asomó
.
Vale la pena la dura banca
de metal blanquecino
sólo por ésta sonrisa.