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Como las horas inertes,
es el tiempo entre la intensidad,
entre la más inmensa eternidad,
se debate una espera sin pasiones,
¡es el tiempo, es el tiempo!,
en que más se goza a destiempo,
como los precisos momentos,
como los segundos, horas y minutos,
se refuerza una forma de extrañar,
se realimenta una manera de callar,
¡es el tiempo, es el tiempo!,
que aún sobra en el cuerpo,
¡más tiempo, más tiempo!,
y se dan las horas, segundos y minutos,
cuando envenena la cruel forma de amar,
¡calla corazón, calla!,
¡es el tiempo, es el tiempo!,
el que dicta un futuro,
como lo incierto de un eterno rumbo…
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