Oh salve, poeta de pizarras y clavos!
Pediste que lloraran o rieran, a destajo
Algo como por decirlo; por unos 103 años
La verdad. Ya estabas muerto de letras, poeta
¿Cuándo fue tu última erección, profesor de Chillán
Viejo?. Aunque eyaculaste, frente a la masa
De premios que se congregó a tu apellido.
No entiendo el latido del vino en tu letra, docta
Por ese motivo no eres mi padre. Hoy las matemáticas
En aquel liceo se preguntan el valor de un Nobel
O los huesos que dejaste por tu paso y yo
Que te leo no entiendo nada, tanpoco, de huellas, de patrias
En la mitología chilena que tu sangre contrajo
Y el vino va y viene en ambos, afectados por un sueño
Tú, desde el panteón variable de lo interno
Yo, desde estas hojas que como un secreto
O chiste perfecto, no comprendo ni por hambre, muerdo