Descarnadas, mis manos, sangran
con mi vida
El alcohol y tu ausencia, invaden mis jardines
Contemplando a lo lejos tus ojos
querubines
arrastro una resaca de soledad
herída
Llorando mis silencios, el alma
ensombrecida;
la fresca luz del alba despierta
mis maitines
con un aroma intenso de rosas y
jazmines
un hombre nuevo alumbra su
sombra más querida
Esa sombra es preludio de nuevas
melodías
amores que regresan de nuevo a
nuestras manos,
las mías ya no sangran, te escriben
poesías
Ese hombre nuevo y fuerte, reza
todos los días,
mirando hacia tu cielo de colores
tempranos,
colores que en tus ojos, mis
pecados expían
Antóncolonias 75
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