Algunas noches, violas mi descanso.
Acurrucado en mi rincón , dormido,
siento tu olor que me seduce el alma,
siento tu aroma que me sacude el nido
Sueño tus labios flotar por mis espaldas,
vibro en tus dedos pulsando entre mis cuerdas
todo mi ser se encabrita y se estremece
y se despliegan la velas en mi verga,
Luego tus pechos se clavan en mis hombros,
tu monte ardiente crepita entre mis nalgas
y tus mordiscos se enredan en mi cuello
mientras me giro, buscando la batalla.
Y empieza entonces la guerra más incruenta,
un cuerpo a cuerpo de tórridas navajas,
lenguas ardientes y labios incendiados
pieles en celo, pasiones desbocadas.
Tras conquistar al asalto tus colinas
y coronar sus almenas con mis dientes,
desciendo al valle frutal de tus caderas
y me deslizo desnudo por tu vientre.
Y llego al fin, al volcán de las delicias
que arroja miel y ambrosias por tus muslos
y clavo en él mi bastión y mi bandera
mientras me fundo en la lava de su embrujo.