Por las sombras transcurre un silencio,
dos gotas de un eco milenario.
Se va enredando en un abrazo
por rincones decrépitos.
En esa eternidad se mecen dos almas.
Sin agitación, sin prisas; se observan.
Gritan pero no brotan palabras.
Sólo intercambian miradas desoladas.
La eternidad los consume
no pueden hacer nada.
El tiempo no influye
sólo les quedan miradas.
Las sombras son indescifrables,
el silencio obligatorio se escurre
entre las almas arcaicas.
Las palabras no pueden ser llamadas.
Un fuego solitario se alimenta
a base de dos miradas que se hablan
…sin palabras.