(11) Pero hay puertas que permanecen entreabiertas,
Como bocas donde el sonido crispa la alborada
Hasta revertir las docilidades.
(1) Tu espalda, pequeño terraplén de huesos apilados.
Presionaré tus hombros hasta deshacer la cadena que te alberga
En la duda razonable.
(8) Hago los números, invento
Los fantasmas, tu sollozo prorrumpe en mis aposentos
Para desempolvar las ternuras.
(3) Copias anegadas a la luna,
Titilan asustadas ante la más tenue caricia.
Haré de este silencio el secreto de la perpetuidad.
(10) Velaré por ti las armas, las estrellas.
Hasta que despiertes y recuerdes haber soñado
Con un niño tomándote la mano.
(2) Aunque no sepas qué hay del otro lado,
Esta es mi mano, te la ofrezco, hagamos arremolinar
El infinito.
(13) Plantar una canción en el hueco permanente de tu ser,
Para que sonrían nuestros dioses.
En tu vocación de paloma en huracán,
Teñir mis días de sutiles complacencias.