Hay en tu rostro divino
Luminoso amanecer,
El encantador placer
De manantial cristalino;
Ese fulgor tan genuino
Emanando de tu ser,
De tu sonrisa el poder
Que tan solo yo adivino;
Es, de tu alma, la armonía;
De tus labios, el sabor;
De tu piel, esa alegría;
De tu pureza, el candor;
La más bella melodía
que sólo inspira al amor…