Esta noche tan mía y tan ajena,
donde he de descubrirte desnuda
y me aprisiona esta insípida duda,
de saberte totalmente sin pena.
Esta noche tan sombría y serena,
donde posas ávida, sutil, muda,
he de ser yo la seda que te anuda
y la sed que da a tu boca condena.
Es infame, el tiempo cüando avanza,
en esta espera tan lejana y fría,
y te consume esta febril tardanza,
en esta noche clara y sombría,
donde aguarda segura la templanza,
de tu piel ávida de la boca mía.