Corazón de fiebre,
silencio de la soledad,
hilos de angustia de oro
usan en el orfebre
que talla la tempestad.
Estelas apagadas de sonrisa,
lluvia de estrellas de lágrimas,
el gato cuelga su cola de la cornisa
del hogar de la lástima.
Canario enjaulado de la vida,
espejismo de libertad.
Gorrión callejero de amor,
realismo de crueldad.
Solloza el niño de mi poesía,
se desvela el insomnio y me toma.
Escribí otro poema
escribiendo otra noche a solas.