El Señor de la Cruz
¿Con qué nuestras culpas pagas?
tus llagas
¿Son causa de tu dolor?
¡Señor!
¿Y los costados que sangran?
me salvan.
Por los pecados que lavan
y por ese sacrificio
y despiadado suplicio
¡tus llagas Señor me salvan!
Encontrar a Dios
Es un dulce grito, un gritar sonoro
que deja el ave que remonta el nido
Es lo más bello que capta mi oído
es canto de estrellas, estrellas y oro.
Es murmullo suave el que deja el río
en su camino de chocar de piedras
es enredarse en las tupidas hiedras
y percibir, de la intemperie, el frío
Es ver los rayos de la luna llena
es ver las sombras sobre la montaña.
Es ver caer luz sobre la cabaña
dejando de lado profunda pena.
Y al ir gozando la naturaleza
y que contigo, solo somos dos,
nos regocija el encontrar a Dios
al ir caminando entre la maleza.