Se transportan invisibles los ocasos impacientes,
y una nube de inquietantes soledades
cobija la silueta de un alma en plena angustia,
y un torbellino incesante clama a voz de trueno
el trino del dolor, el llanto y la pena.
Camina entre los collados un tenebroso afán ilustre,
donde van marchando los senderos en silencio
y galopando los suspiros misteriosos
entre aires de muertas ansias
y un callado canto que sin boca no se canta.
Mas ya florecen las blancas estériles azucenas
y se secan los ríos de los ojos parcos,
cuando ven pasar a la estrella sin brillo y al sol apagado
en un carruaje de viento desbocado
que va hacia la nada con prisa y sin rumbo.
AUTOR:
DANIEL CALVETI
29-01-2018
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