Algo ha cambiado la ciudad, no sé si sea las rosas muertas, las estaciones, la luna o las calles desiertas. Seguramente no es que el mundo te extrañe, simplemente el también tiene problemas. La luna y la marea me han dicho que te escriba, pero siendo sincero creo que exageran, no es para tanto.
No es para tanto si la habitación huele a ti, si las sábanas no quieren lavarse, si el canario no ha vuelto a cantar, si en las noches el techo llora en mi pecho, o si mis amigos no saben decir otra cosa que no sea tu nombre y todo lo que me faltó darte.
¡Qué bueno sería que el mundo reaccionara y empezara a consentirme hablándome de amor sin la tonta necesidad de invocarte!