Marlon Saúl Pérez Solis
El primer amor
Apareciste y comprendí qué era estar vivo,
pues fue el momento en que sentí cada latido.
Dicen que en el amor no hay temor, pero en mí no fue así,
temía hablarte y romper la barrera llamada silencio.
¿Qué tenía tu dulce rostro que me hacía caer rendido,
no solo por su belleza sino también por la forma tan simple de congeniar
dulzura y misterio?
Corrías cual mariposa en un jardín,
aquella que anhelaba tocar
pero que el vuelo te separaba rapidamente de mí.
¿Cómo me acuerdo de todo esto?
¿Acaso se puede olvidar a una madre?
¿Acaso se puede ignorar una lágrima?
¿ O acaso se puede borrar de nuestra mente un regalo inesperado?
No, no se puede, pues ese regalo fuiste y serás tú.