Un día un pajarillo,
Por cosas que en la vida
Llamamos malas;
Nació sin alas.
Y cuando creció,
Y el momento llegó
De volar,
El pajarillo cayó del nido,
Estrellándose, mal herido,
Y sangrando,
En soledad llorando,
Con mucho frío;
Y de tanto sufrir,
Sin poder al nido subir,
El pajarillo quería morir.
Pues aún no sabía,
Ni comprendía
Porque nació diferente;
¡De repente!
Manos suaves lo alzaron,
Sus heridas le curaron;
Con cariño, con ternura;
Suavemente y con dulzura.
Y otra vez quiso soñar,
Y pudo volar
Con la ayuda de esas manos.
¡Voló con la imaginación!,
¡Voló con el corazón!,
Y trina hoy con alegría.
¡Gracias a ti!,
Que con tu amor,
Le quitaste el temor,
A las pruebas de la vida.
¡Soy yo ese pájaro herido!,
Y de ti amigo querido,
Son esas manos;
¡De ti papá!
¡De ti mamá!,
¡Y de ustedes mis hermanos!
Y de ti, ¡mi amor!,
Que día a día me das el valor,
Para alzar el vuelo,
Para llegar lejos, ¡Al cielo!
Enfrentando mil cosas malas,
¡Aún sin tener alas!