Estos cuerpos no son ya
solo carne y huesos en sus formas,
hemos ido quitando de ellos
las pesadas mantas del prejuicio,
de la duda, del destierro,
para encontrar cada vez
más clara y definida la vida,
que nos une y nos aúna,
que nos brinda el gozo y la tristeza,
que nos ciñe, nos abraza y nos besa,
humedeciendo los labios,
los pubis y las ideas.
Cerramos los ojos en lo oscuro
para encontrar el brillo oculto,
respiramos hondo un perfume ignoto,
cada vez más puro,
recorremos palmo a palmo
el placer aquilatado del alma
que se fuga poro a poro
en sus vapores destilados,
nos descubrimos desnudos
y un poco mas verdaderos,
nos hallamos perdidos,
casi náufragos,
nos vemos a los ojos,
nos sentimos sin fondo
en el encuentro íntimo.