La quiero tanto que le dedico todas las noches de estrellas, le amarro la luna a su balcón y grito desde la calle: esto es lo que te mereces mi corazón. Ella sale entonces despeinada, sin maquillaje, con su pijama y yo la sigo viendo como la mujer perfecta que complementa la noche, le da brillo a la oscuridad y hace brisar te quieros en forma de suspiros de aquellos que se desprenden del alma y alcanzan el alba y el ocaso... Lord Vanvle