“En verdad debo decir/ que mi sensibilidad llega a ser terca,/ pues siento y vuelvo a sentir/ cada vez que tú estás cerca”.
No puedo verte pero no hace falta,
en todo mi ser el deseo me asalta
y basta tu respiración para sentirte.
Las imágenes de ti son tan bellas,
que ya no necesito ver tus huellas
para en plena oscuridad seguirte.
Estoy en la penumbra pero te veo
porque alumbran mis ojos el deseo
e iluminan mi sendero hasta besarte.
Además, esto te lo tengo que decir,
no hay oscuridad que pueda impedir
que con ojos del alma logre mirarte.
Para encontrarte me basta tu olor,
no llega hasta mi olfato nada mejor
que esa esencia a hembra tan tuya.
Ese aroma a mujer tanto me alimenta,
que hace que aun sin verte te presienta
y a pesar de no escucharte, te intuya.
Yo puedo hasta con mis ojos cerrados,
mis brazos extendidos están orientados
hacia donde hay destellos de tu esencia.
Me resulta fácil percibir tu compañía,
el corazón hace maravillosa tu cercanía
y mis poros abiertos, bendita tu presencia.
No necesito mucho de la luz para hallarte,
mi piel presiente que tú en alguna parte
muy cerca de mí para amarme estás lista.
Abrazándonos desnudos, de amor perdidos,
descubrí que necesité de todos mis sentidos,
pero ya ves, no precisamente el de la vista.
No me hace falta verte para sentirte mía,
eres mi realidad y no un sueño o fantasía.
aunque todo junto a ti sea tan increíble.
Para hacerte sentir eres tan extraordinaria,
que por ti supe que la luz no es necesaria
cuando en lo oscuro el amor… es visible.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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