Vientos impetuosos galopan entre sombras
y un murmullo de vuelos de alondras
traen consigo un canto de notas misteriosas
que congelan el esperma de un mundo de negros ímpetus.
Se ve desolada la aurora en una primavera muerta
en que son espejos los polos del alma
cuando el sol con sus hilos dorados amarra
los bordes de un cometa sin llama y sin fuego.
Y yerra el alma la pena en un dolor de cincel
en que se va tejiendo un pétalo marchito en la niebla
como un monumento de humo negro y huraño
que da el sazón áspero de un podrir presente.
Ya se ven los pájaros en pleno aleteo retumbar el cielo
y una nube de truenos abraza el descanso triunfante del alba
y yo prisionero en la alameda del tiempo de angustias
veo ligero correr al invierno sin lluvia y descalzo.
El valle de los huesos secos hasta la muerte vivieron
y la miel del soplo existente en vida probable
inundaron de dudas los caudales amorfos del pensamiento
regando con lágrimas de sal la dulce armonía.
La mente se vuelve loca e irreverente el destino,
tiembla el horizonte inestable y huye el aire divino
mientras la luna con su blanca luz opaca
trata de alumbrar sin brillo el camino hacia la perdida esperanza.
ya paso la catástrofe y adorna la calma una guirnalda de negras rosas
¡Oh catástrofe ingrata!
de tu dolor y tu pena me embalsamaste
y con ungüento de lágrimas en la tumba me enterraste.
AUTOR:
DANIEL CALVETI
29-01-2018
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