Entonces era turbulento el tiempo
Mi cielo estaba siempre muy nublado
Y en el camino que iba recorriendo
Era muy raro un tramo despejado
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Más en aquel febrero afortunado
Un sol nació con luz muy refulgente
Más no por el oriente acostumbrado
Sino por un privilegiado vientre
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Y dije al ver su cándido mirar
Y al abrazarlo y sentir su latir
Bendito dios que me acabas de dar
La más valiosa razón de vivir
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Y desde entonces ya no hubo tormenta
Y siempre fueron más claros mis días
Libre de piedras y llana la senda
Que comenzaba a andar la vida mía