El DIOS JUVENIL

A ESO

 

A lo que está presente como el fuego: de ti bebo tu leche, fatal, bajo tu ala, me siento un ruiseñor, y me enamoro rápido, todo el tiempo recolecto, sueños de azahar.

A ti hermoso valle florido, que te veo corriendo montes eternos campos verdes inamovibles, te amo y lo haré siempre.

Yo te acuné despacio, nunca naciste, jamás te vi morir. Yo te guardo en un cajón de recuerdos sin dolor, como sábanas cálidas del primogénito amor.

A ti te llevo impregnado por todas partes ¡y por tu culpa¡ ¡sí! ¡por tu culpa! Estoy en el medio de la guerra con miedo y espantado, y estoy bebiendo soles desde un río. Por ti he renunciado y tengo trabajo aún. Por ti soy todo esto, que se me cae, se resbala, lo transpiro,  no puedo dejar de irradiarlo.

Me hiciste tan triste… me hiciste tan idiota. Te odio. Te admiro. Te contemplo. Te amo.

Te destruyo y te construyo, como castillos de arena, me divierto haciéndolo, me gustaría poder acariciarte como terciopelo, seguramente seas un farol, o una mañana ¿te divierte? Porque yo soy muy serio, pero ah, por ti esta pena y por ti esta alma. ¿Qué es esta sonrisa?

Te extraño, y te busco, y te respiro. Estás en todas partes, en cada lugar en el que veo. Puedo bucear, puedo trepar arboles ¿Qué hiciste con mi corazón, que aún todo agujereado, sigue en marcha y se desnuda con risas de jardín sin odio?

¿Qué hiciste que ya ni respirar puedo? Por ti no tengo patria, tengo nauseas todas las noches, tengo insomnio, te busco por todas partes, te encuentro por todas partes.

Nunca te entenderé, y suena gracioso. ¡ay como te amo mientras tus dientes expulsan brillo! Que cosmogónico ídolo te parió, yo te tuve acurrucada y te cuidé como pude. Nadie va a hablar mal de ti mientras yo esté presente. Me haces llorar, me haces temblar, ¿por qué a mí y no a otro? Porque me dejaste en esta sucia ruta con frio…

Todos son fantasmas, oh cielo incandescente, te adoro y te escucho en un eterno eco del cosmos.    A veces cuando me quedo en silencio siento que estás aquí a mi lado. Y te hablo, en voz baja, no quiero que nadie te torture, que inmutable, que paradójico, que poco circunstancial. ¿Por qué lo abarcas todo? Dolores de cabeza me das, mis tripas por ti están todas revueltas. Y tengo como un vértigo en el pecho, creo que es la claridad o lo es todo. Es que he sido designado a escribirte cartas cosmonáuticas, lejos, en medio del viaje, y llegaré más tarde, estoy varado, aquí, en tu juguete de niño lleno de paz. Tu cuerpo no se halla en ningún lado, o mi cuerpo está situado sobre o bajo el tuyo. ¡Dejo de buscarte y te atrapo! ¡Te gusta escurrirte, me haces mal!

Todo esto para mí es irreal, recibí muchas bromas, ¿Por qué tal graduación de absurdos?

Me gustaría que una tarde te sientes junto a mí y me lo expliques todo. O que abras mis ojos y lo introduzcas todo. El principio, el final, el arriba y el abajo, el silencio y el ruido. Todo en una imponente cachetada que no me dejé ser nunca más el mismo.