No,
No trates de apagar mi fuego, incendiando mis recuerdos
tocando con tus letras la parte muerta de mi naturaleza,
esta sed que tengo, no la saciare, ni bebiendo los siete mares,
ni tomando tequila, o vino; déjame sentado en la hoguera.
Quiero arder como en holocausto, al brillo de tus letras,
cómo una Roma incendiada de nostalgias acumulada
prendieron los viejos poemas moviendo mis manos,
me llevaron hasta tu cuerpo, revoloteando como mariposas.
Jubilosa como Nerón después de incendiar Roma,
contemplas mis ansias como antorchas en medio del verso,
y vienes cada tarde noche prendiéndome, como pozo petrolero,
Consumido por las ganas de ti, de mí, buscando el nosotros.
Bien conocía el dicho;
que una pequeña chispa puede provocar un gran incendio,
sin embargo cuando a mis letras llegaron tus susurros,
pensé que serían solo luces que alumbrarían mi camino
y ahora me consumo en un piro placer extraño.
Cuando mis manos tuyas se posaron sobre tus montañas.
Mi cuerpo se acercó, como letra a una melodía,
Baje por las curva de tu cintura hacia el monte,
y Tu fuego ardió en la nieve
Acumulado por el desdén y la rutina…
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO