De repente todo,
todo se vuelve tan fatalmente absoluto,
que lo insignificante,
incluso lo intrascendente,
resulta inhumano.
De repente nada,
el corazón estalla en pedazos,
monstruosamente,
mientras el mundo hace una pausa,
una pausa histórica,
como nunca,
para siempre.
De repente pasa,
la respiración entrecortada,
el temblor en las piernas,
las manos interrumpidas,
la taquicardia en el borde de la piel
Los ojos enterrados en el amor.
De repente sale,
la sonrisa por los poros,
la sangre en los ojos,
la gloria en la boca,
como una promesa divina,
de extrema urgencia,
que silenciosamente juega con fuego.
El amor,
Ese amor,
Sino nada.