Vestida de oro y carmín
suave se despierta el alba.
Tierno, hermoso despertar
en los valles y montañas.
Agita la flora olores
dejando el campo en fragancias
la brisa ligeramente
vierte un goce a la mañana.
Y llega el amanecer
todo en silencio y bonanza.
Aquí se ofusca la vista
con los bosques y montañas.
Tanto verdor humedece
por praderas y sabanas,
dejando un extenso frío
que todos los ríos cuajan.
El sol por fúlgidas nubes
sale con cálidas llamas,
abre el azulado cielo
lo colora de oro y grana,
despertando el nuevo día,
suave sus rayos derrama
y al beso de luz saluda
a la tierra y a las plantas.
Aves alegres despiertan,
cantándole a la mañana.
y suaves ondas se escuchan,
que de lejos trae el aura,
chocando sobre las peñas
gruñidas olas del mar
y esparce sobre la orilla
sus espumas escarchadas.
Hermosa que es Barahona,
con su costa virginada,
el mar luciente de perlas
de un blanco marfil que baña
rodeada de altos cerros,
lindos colores estampa.
Parece un Edén perdido
con sus lomas escarpadas,
con su clima y su neblina
dormida en tan dulce calma.
Aquí se creó la vida
y se creó dicha tanta
que el mismo Dios paró el tiempo
y plasmó también la gracia.