Sin títulos ni reglas, sin tiempos.
No somos amantes ni nada de eso.
Nos regalamos momentos y saciamos deseos.
Somos secretos para el alma y el cuerpo.
Fueron sus besos que me convencieron,
sus manos en mi cuerpo, su piel, su sexo.
Conexión exquisita de deseos y pensamientos,
fueron la clave para sucumbir caer en excesos.
Fue aquella tarde que conocí el infierno,
sus dedos en mi piel, mi boca con deseo;
sus besos, su lengua y mi cuerpo dispuesto;
decididos, atrevidos así quisimos hacerlo.
No importaba nada salimos completos,
llenos de deseos, pasiones... satisfechos.
Enfrentar la realidad era nuestro único reto.
Hoy es quién libera mis demonios y me lleva al cielo.
La huella de lo prohibido y mi oscuro secreto.
No pienso en lo que viene, disfruto de sus momentos.
Escrito 18.01.2018