Los oráculos se desmienten
lo que duele no es de nube
ni de polvo.
Recuerdóme:
somos materia de estrellas
donde un ángel reposa las manos
y deshace la densidad de los quereres.
No son las cartas,
que ora dicen sí, ora dicen no,
ora quieren estar solas
en contemplación.
Ni son los sentidos
a golpear el corazón.
El ángel volador
abre las ventanas,
cuida de los gatos y del jardín.
Me transporta sobre un lago gigante,
repleto de seres estelares
donde las plantas solamente
dicen “¡sí!”