Y sé derretirme cuando el calor me abate,
y sé volverme hielo cuando la frialdad me abraza,
y sé tirarme, y sé levantarme,
porque he aprendido a fluir como agua.
Puedo ser aplacada y si es necesario,
sé desatar un huracán de furia que arrasa con todo.
Puedo como el roció humedecer espacios áridos,
y
crear una sequía conteniendo mis aguas.
Del mar soy sus impetuosas olas,
de la marea la soy mareante calma,
he aprendido a ser una gota cristalina
cuando la resequedad de la vida me ahoga.
Puedo volver el fango en arte,
volverme rio de agua dulce,
y
con mis aguas salinas sazonar almas.
Mis torrentes aguas han sanado alguna herida,
han salvado algún alma impía,
han limpiado la inmundicia de más de algún mal agradecido.
De tanta agua que regale, pudo mi océano desaguarse,
mas nunca sedienta he quedado,
porque mi fuente de agua no tiene desembocadura.
Yo sigo como agua fluyente,
alzando la marea por mi camino voy,
arando la tierra a mí paso,
reinventándome vivo porque en mis mares,
no permito estancamientos.
Sigo humedeciendo mis espacios con lo que soy….
¡agua para la vida!
LeydisProse
1/31/2018
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