Antonela Chiussi

InGenuidad

“Asombrate. Abrí  grandes los ojos y la boca, perdé el aliento. Enmudecé.  El placer crecerá ante cada descubrimiento, y la risa se apropiará de tu cuerpo todo”, evoqué aquella vez de algún libro, sueño, o delirio. Lo cierto es que lo atesoré como premisa indispensable de supervivencia.

Debo aclarar, sin embargo y sin la necesidad de recurrir a la letra chica, que si te dispones a recuperar y hacer uso  de esta cualidad, que perdiste,  olvidaste, (o preferiste) olvidar cuando decidiste que eras adulto, te acompañará ante cada situación, sea cual fuere se trate, y no podrás discernir de usar la lente del asombro ante lo agradable o desagradable, lo noble o lo perverso, lo bello o lo espantoso.

La ingenuidad  te acompaña al pestañar la vida, si la dejás entrar, pero la vuelve inmensamente intensa.