Dicen que el tiempo no pasa en vano, tal es el caso de aquella casa que la vio crecer y compartir en familia sus primeros años de la infancia.
- Ven mi niña ayúdame un poco, dame tus manitas y sostén este plato de peltre, tiene un poco de cal preparada para coger unos remiendos,
-¿Asì abuelita?, - Si mi niña, muy bien asì se hace, ahora camina detrás de mi, nos detendremos en cada raspadura que observemos en las paredes y poco a poco la iremos reparando, o caso contrario se nos caerá encima algún día, debemos mantener en buen estado la vivienda que habitamos, parece que solo tu y yo somos albañiles aquí.
Realmente disfrutaba cada momento al lado de su abuela, independiente de lo que hiciera, y cuantas cosas juntas compartían.
-Lila, compra los zapatos blancos a la niña esta semana, pues ya es hora de prepararla para la primera comunión, hay que llevarla a la iglesia a partir de este domingo.
-Mamà, no tengo tiempo para eso, ¿la llevarías tu por mi?, ya sabes tengo que trabajar a veces los domingos y apenas me queda tiempo libre, desde que muriò Gilbert la vida no me ha sido nada facìl, alguien se muestra interesado en mi, y estoy pensando seriamente en casarme nuevamente, y que digan lo que quieran, que soy la viuda alegre o lo que sea, total me da igual lo que opinen los demas. Mamà, tu quedaste viuda joven con tres hijos, y fue tu decisiòn no casarte nunca mas luego de la muerte inesperada de papà, y cualquier razòn que tuvieras te la respeto, pero yo no soy tu.
-Ya lo se, eran otros tiempos hija, Y sin duda los medios económicos me permitieron criar sola a mis hijos, ahora se trata de ti y tu siempre has hecho tu voluntad, apenas tienes un año que enviudaste, puedes hacer muchas cosas buenas pero si haces una sola mala, entonces te juzgaran, asì que esa decisiòn es solo tuya, igual ni te preocupes, la gente siempre habla. Recuerda el domingo temprano me llevo a la niña a la iglesia y luego visitaremos a mi amiga... y la vida continùa...