El suave murmullo del adiós,
Acaricio nuestro futuro.
Sin retroceso, sin misterio…
Provoco nuestro imparable receso.
El ayer, se olvidó en tan solo un momento.
El hoy, no logro responder a la necesidad existencial.
El mañana, ejecutor del azar sin medida.
Tus manos como cenizas,
Se hicieron parte de la avenida.
Tu caminar se volvio uno más,
En esta imperturbable ciudad.
No me permito la paz,
Extrañan mi presencia a la vuelta de la esquina.
Y no pretendo ser uno más.