Mil gotas caen al llover,
golpeando mi ventana,
se marchan con tu querer,
sin esperar el mañana.
Pero mi alma marchita,
ya no puede despertar,
se encuentra seca y herida,
y abandonada al azar.
Cuanto llanto hay en mi pecho,
cuanta amargura y dolor,
que solo quedó mi lecho,
que solo he quedado yo.
Que seas feliz mi princesa,
yo jamás te olvidare,
y a pesar de mi tristeza,
yo siempre a ti te amaré.
Mil gotas caen al llover,
golpeando mi ventana,
ya nunca podrán volver,
se llevaron mi querer,
y dejaron huérfana mi alma.
J.Gall