Noche de piedra,
noche dura, sin luna,
sin rastros de mi amado.
Noche desierta,
sin los pletóricos cánticos de hadas
de su presencia.
Noche de piedra, callada,
quieta, muda e inerte,
extendiendo sus negros mantos de muerte,
¡Envolviéndome toda!
Sin piedad, sin anestesias;
jugando con mi dolor,
masticando, llanto sobre llanto,
dolor, sobre dolor,
pena, sobre pena.
Ven amado,
pronto a mis primaveras,
que mis flores desesperadas se secan.
Desfallecidas fenecen,
sin la llama clara
de tu amor.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados