Después del diluvio inmisericórde,
se anegaron los labrantíos,
se desbordaron los ríos,
y se llenaron las albercas hasta el borde.
Durante mucho tiempo,
en el campo y en la ciudad,
la gente estuvo inactiva,
y las máquinas paradas,
hicieron gran negocio,
los patrones que tenían,
su maquinaria asegurada,
ordenando averiárlas transformando,
el perjuicio en beneficio particular,
como si nada.
Las catástrofes naturales,
a los pobres hace más pobres,
aumentando su pobreza.
No abundan los empresarios cabáles,
será difícil que cobres,
hasta que el patrón no haya multiplicado su riqueza.