Si a tus ojos he de llegar un día
espero no sea arrastrándome o de rodillas,
pues quiero sentirme digna de tu amor.
Y aunque en el camino me canse y tropiece
no quiero que tu corazón se entere
que fue causante de algún dolor.
Tú, mi pedazo de vida faltante,
no tienes que preocuparte por mi desolación,
continua feliz y sonriendo
aunque tengas el presentimiento
de que este ser poco a poco pierde la razón.
Sé sobreponerme y soy fuerte,
por ti rompo las barreas y, valiente,
llegaré de pie y con vida hasta tu corazón.