Cuántas veces he mirado al cielo intentando encontrar respuesta a mis preguntas...Pero nunca me ha respondido ninguna estrella, pues aunque de fulgurante brillo, su titilar no me habla o seré yo quien su lenguaje de luz, no entienda.
¿Cuántas estrellas habrá en el firmamento? ¿Cuántas galaxias? ¿Cuántos planetas? ¿Cuánta gente como yo, buscando a su lucero del alba? ¿Cuántos anhelos, reproches, gemidos, lágrimas, suspiros y almas forman el polvo de estrellas?
Es mi imaginación un potente telescopio que en mis noches de insomnio, las mira una por una desde más cerquita y por su nombre para contarles, las penas que en la noche me acechan: “El porqué tienes irte, que nos está pasando, que ya, no convivimos, no nos deseamos, no nos comprometemos, nos sentimos solos entre cada vez más gente que pisotea y descuida al amor, el mismo que al comienzo tú y yo vivimos, destruyendo con nuestro egoísmo su grandeza.
Por eso, he pensado a veces, que si pudiese pararía el mundo. Diría: “¡Oiga, usted Don Giros, pare, que yo me apeo!” Y bajarme sin más, aunque haya de pasar el resto de mi vida, flotando ingrávida en el universo o al menos mi alma astronauta, que sin ti seguro marcharía perdida y sin rumbo alguno.
O... no. ¿Quién sabe? Lo mismo encuentro otra galaxia, otro planeta o esfera menos cruel y más humana. Una con un nombre precioso y en la puerta de entrada, recibiéndome, unos brazos amantes y una voz que me diga: “Respira” Y así yo…sonría de nuevo
Pilar González Navarro
Febrero 2018