Tu que has jugado y te has divertido,
como niño cuando pierde o rompe
su juguete más preciado me eh quedado,
algo real, algo sincero.
Las noches en las que eh sollozado
me han titubeado,
como si el volcán que había erupcionado,
ningún daño en mi haya causado
No siente, no llora, alma inerte,
tormenta de fuego, huracán despiadado,
has arrasado conmigo, pero aun así,
con vida me has dejado
Cuando abrazados me amarraste
y desde muy alto me soltaste,
en esa caída infinita
ni siquiera observaste
Cada que cierro los ojos,
recaigo sobre mi pecho y estallo,
y sin sentido sigo cayendo
En ese oscuro y a la vez ardiente
fuego de tu mirada me quemo
donde lo auxilios no sirven,
y donde las cadenas se jactan
por sentir mi piel en el momento
En esa jaula me encerraste, si comida
y sin aguan, me abandonaste,
hasta que cumpla aquella sentencia,
donde no deseaste mi muerte,
pero si, a una larga me condenaste
Es solo dejar que pase todo,
y que la gruesa cadena de mis recuerdos,
pierdan su peso, el poder caminar tranquilo,
sin tener que estar contado cada eslabón perdido
Pero, de todas maneras, gracias,
por lo que contigo eh vivido,
mujer verdaderamente me has condenado,
no hay odio, no hay desprecio,
porque no pienso dejar, que creas que has ganado.