Las sonrisas se sumergieron en insondables sombras,
había en el ambiente una sónora tensión,
Lo ví, me vio. y aquel macabro ser se llevó mi alma y mi razón.
La neblina estaba por doquier bajo las farolas de aquel callejón.
No lo busqué, sin embargo, vino para llevarme
A el le vendí mi alma a cambio de brindarme con un imperecedero arte
No lo busqué, sin embargo, vino para embaucarme y con el nombre de vaticinador maldito pudo bautizarme.
Un poeta maldito por un mal inefable,
unos versos oscuros que brisa me trae e inhalo.
La poesía corre en mis venas hasta mi último hálito.
Esta vacío el firmamento
Solo veo oscuridad en el cielo,
No hay cura en ningún lamento
El mal me ha cubrido con su velo.