Si todo el tiempo herimos lentamente
hasta una muerte cruel a todos nuestros
seres queridos como unos siniestros
monstruos sin vida ni alma y poca suerte.
Si todo el tiempo urdimos y aplazamos
las cosas más urgentes e importantes
en esta vida para estar cruelmente
con el osado amante y sin asomos.
Pues a mi cada vez que me enseñaban
que yo debía estar bien con la gente,
yo solamente dije que te odiaba
y te maldije como solamente
puede esperarse cuando se apagaba
mi alma tan pobre, triste y casi ausente.